Corto pero intenso recorrido por las centenarias arterias de este monasterio. En su interior, encontramos vestigios de tribus urbanas en forma de improntas compuestas por colores vivos sobre lienzos muertos... suelos quebradizos gimiendo bajo nuestras suelas, azotados no solo por el tiempo, también por la destructiva mano del hombre.
Casuales visitas, nos aguardaban en largos pasillos que transportaban nuestro creciente interés de un ala a otra, logrando que perdiéramos el sentido y la orientación para finalmente, caer en abismos de oscuridad... oscuridad que acechaba en cada rincón y en cada escalera de Consvmatvm est.