Último reducto del olvido, nos enfrentamos con disimulado
temor, a un laberinto de pasillos, escaleras y estancias. Lugar sembrado por miedo
e incertidumbre, nos abraza fríamente, alertándonos con claras señales
hostiles, preludio de dolor inminente. Sentidos como el oído, toman el control
sobre nuestras decisiones, sobre nuestro paso y avance, frenando el impulso
hacia lo desconocido… Nuevamente, la sorpresa invade el espacio con gratos reencuentros,
de imágenes distorsionadas por el tiempo y el espacio, ocupando una vez más su
lugar en la memoria. Son varias visitas frustradas, la antología que arrastra
lo que aquí vemos. Intentos vanos de fluir por la corriente sanguínea del
inamovible lugar, compendio de esfuerzo, temple y valor reducidos a las instantáneas
que os muestro.
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