30 de septiembre de 2009

Vexin Sanatorium



A partir de este reportaje, comienza un capítulo de nuevas entregas y de nuevas visitas en tierras galas. Un compendio de siete días de aventuras, desventuras y anécdotas que sirvieron sin duda, para forjar nuestro espíritu de exploradores del olvido. Más de 3.500 kilómetros rodeando Francia y casi traspasando las fronteras de Bélgica o Luxemburgo.



VEXIN SANATORIUM

Personalmente, los hospitales, clínicas o sanatorios son por excelencia, los enclaves que más me llaman la atención. Bien por sus espacios, como por su historia, que parece quedar impregnada entre sus muros. Éste sin duda, era uno de los objetivos más anhelados por la grandiosidad e inmejorable entorno. Vandalizado y grafiteado a más no poder, seguía transmitiendo mensajes e imágenes del pasado, permitiendo entrar en estados de trance con el armonioso sonido de la naturaleza.


Las inacabables escaleras que nos trasladaban a las distintas plantas.


Pasillos expectantes que arrojaban la difusa luz desde sus habitáculos.


Habitaciones desoladas, que con angustia han sido mudas espectadoras de la metamorfosis de sus muros.


Sombrías escaleras que nos escupen planta tras planta.


Vegetación, naturaleza y hormigón se fusionan en una composición de matices y contrastes.


Detalles que no pasan desapercibidos ante nuestros ojos, aportando texturas y ocres colores.


Viejos objetos aún a la espera de ser visitados, con una misión ya olvidada...


Finalmente, cruzamos el último pórtico para dejar atrás dolor, sufrimiento y muerte en estado puro.

Galería de Vexin Sanatorium

19 de septiembre de 2009

El Hotel de Los Susurros


Breve pero intensa fue la visita al que bauticé como "HOTEL DE LOS SUSURROS".
Un olvidado hotel de montaña, atormentado por la soledad y el implacable paso del tiempo. Repleto de señales, objetos, cuadros y utensilios que quedaron en el más absoluto abandono. Sus estancias y pasillos nos mostraban con susurros la austeridad y lujo que vistieron tiempo atrás, pero también las marchitas y desvencijadas alfombras o paredes... mustias y raídas por el transcurso de los años.
Galería del Hotel de Los Susurros