Cuentan las leyendas que más allá de "La Comarca", vivía un rico y apoderado señor feudal, que prometió a su madre en el lecho de muerte, alzar el castillo más imponente jamás visto. Lo construiría con sus manos y su sudor, como prueba del amor y lealtad hacia ella y que perduraría por los siglos de los siglos invisible a enemigos y rufianes. El noble emprendió tan ardua tarea con voto y devoción durante décadas, dejando su juventud y marchitándose con el pasar del tiempo. Por fin, a la edad de ciento ocho años, sin apenas sentidos para contemplar su épica obra, suspiró por última vez antes de fallecer sobre el piano que rememoraba las melodías que, de su querida madre heredó.
La leyenda cuenta que piedra a piedra, el sudor de su constructor quedó enterrado en muros y paredes. El amor a su madre sin saberlo, conjuró el hechizo de protección más fuerte jamás habido... De tal modo, al morir, la fortaleza adquirió la mágica propiedad de desaparecer ante los ojos de todos aquellos que quisieran profanarlo, asediarlo o expoliarlo. Los más ancianos cuentan que, en los días más grises, durante el ocaso, en ocasiones se percibe una silueta con forma de castillo, para segundos después desvanecerse...